Partiendo de la premisa de que el éxito en la vida no depende solamente de tu habilidad y entendimiento personal, sino también de tu decisión para aprovechar las oportunidades que se te presentan, las cuales se crean en la vida; ellas no vienen por azar. Además de que posees el poder de pensar y el poder de la voluntad, por lo tanto utiliza al máximo tales dones.
Recordar que la voluntad es el motor del éxito, para triunfar en cualquier empresa, además de mantener tus pensamientos en un nivel positivo, debe emplearse paralelamente el poder de la voluntad y una actividad continua. El motor de todos tus poderes es la volición, la fuerza de la voluntad. La voluntad es la fuente de donde brotan todas tus acciones. La voluntad mecánica consiste en el empleo del poder de la voluntad en forma inconsciente. La voluntad consciente es una fuerza vital que se acompaña siempre de determinación y de esfuerzo; es un motor que debería dirigirse sabiamente.
Cuando se es capaz de utilizar la voluntad con fines únicamente constructivos, nos convertimos en el amo de nuestro propio destino.
Una de las vías para activar la voluntad, tomándola verdaderamente dinámica consiste en lo siguiente:
- Elige una tarea sencilla o alguna actividad que jamás hayas dominado bien, y proponte desarrollarla en forma exitosa.
- Asegúrate de que tu elección haya recaído sobre algo factible y constructivo a la vez, rechazando luego toda idea de fracaso.
- Concéntrate en un solo objetivo, aplicando todas tus capacidades y aprovechando cuanta oportunidad se te presente para materializar tu propósito.
Sin embargo debes de tomar en cuenta que el temor agota la energía vital, el cerebro humano es un almacén de energía. Dicha energía está siendo constantemente utilizada en los diferentes movimientos internos y externos del cuerpo, éste es uno de los mayores enemigos de la fuerza de voluntad dinámica. Cuando se mantiene la conciencia enfocada, no se puede abrigar temor alguno; se dispone entonces de la capacidad para vencer todos los obstáculos, a través del valor y de la fe.
Incluso los fracasos deberían actuar como estimulante sobre tu fuerza de voluntad y sobre tu crecimiento material y espiritual. Deberías transferir tu atención del fracaso al éxito, de las preocupaciones a la calma, de las divagaciones mentales a la concentración, de la inquietud a la paz, y de la paz a la divina dicha interior. Cuando alcances este último estado de realización del ser, habrás cumplido gloriosamente con el propósito de tu vida.
Otro secreto del progreso consiste en el autoanálisis. La introspección es un espacio en el cual te es posible contemplar algunos recodos de la mente; sin su práctica, éstos permanecerían ocultos a tu vista. Diagnostica la causa de tus fracasos y -haciendo un balance de tus buenas o malas tendencias- analiza lo que eres, lo que deseas llegar a ser, y cuáles son los defectos que te lo impiden.
La iniciativa es una íntima facultad creadora, una chispa del creador infinito en tu interior, te dota del poder de crear algo que nadie ha creado jamás, impulsándote a realizar las cosas en una forma nueva, original. Es uno de los atributos del éxito.
También los hábitos tienen el poder de acelerar o de retardar el éxito, son tus hábitos mentales cotidianos los que modelan tu vida; ella no se rige tanto por tus inspiraciones pasajeras o brillantes ideas. Los hábitos del pensamiento funcionan como imanes, atrayendo hacia ti determinados objetos, personas o condiciones. Los buenos hábitos del pensamiento te capacitan para atraerte diversos beneficios y oportunidades.
Por lo tanto, debes desterrar de tu mente toda idea de limitación y de pobreza. La mente universal es perfecta y no conoce carencias alguna; si deseas ponerte en contacto con tal infalible fuente de abastecimiento, debes de mantener en tu mente una conciencia de abundancia. Aun cuando no sepas de dónde podrá llegarte el próximo centavo, evita toda aprensión.
Vana se vuelve tu existencia cuando no puedes encontrar en ella la felicidad. Cuando pierdes tu fortuna, has perdido poco; cuando pierdes salud, has perdido algo de mayor trascendencia; más cuando pierdes tu paz mental, entonces has perdido, en verdad, el mayor tesoro. El éxito, por lo tanto, deberá medirse por el criterio de la felicidad, es decir, por tu capacidad para permanecer en serena armonía con las leyes del cosmos.
Fuente: Marcus de Oliveira, D. Ay.
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