Estrés y enfermedad
Para apreciar completamente el poderoso papel de Ayurveda para restaurar la salud, necesitas comprender cómo te ayuda a manejar el estrés, que es la raíz de muchos padecimientos grandes y pequeños.
El Dr. Hans Selye—el investigador pionero que prácticamente inventó el concepto de estrés—lo definió muy poéticamente: “el estrés tiene tanto de un abrazo apasionado como de un aburrido juego de ajedrez”. Claro que también es un golpe a la quijada, una aviso de despido del trabajo, un divorcio, un arete en la nariz de tu hija adolescente (o que tus propios padres no te dejen tener un arete en la nariz). El estrés puede ser una oficina sin ventanas con una silla incómoda o el conocimiento de que nuestra especie está destruyendo el ambiente natural.
El estrés, entonces, puede ser algo que llega a tocar a tu puerta, pero no es necesariamente el gran lobo malo en sí mismo, amenazando soplar hasta tirar tu casa. Más bien el gran lobo malo está dentro de ti; es tu reacción a cualquier evento que creas que sea estresante. Puedes incluso digerir los sentimientos estresantes y convertirlos en energía útil que te ayuda a crecer y desarrollarte o puedes tener problemas digiriendo el estrés y crear ama, lo cual agota y deprime el sistema nervioso y sobresatura el sistema inmune, que a su vez deja la puerta abierta a la enfermedad.
Así, ¿qué es lo que pasa cuando estás bajo estrés? Cuando percibes algo estresante, una alarma interna corre, provocando una cascada de cambios fisiológicos que fueron originalmente descritos por Hans Selye como la respuesta “pelear-o-huir”: la adrenalina inunda el torrente sanguíneo, el corazón late más rápido, la digestión se interrumpe, los músculos se tensan, la presión sanguínea se va al cielo, el cerebro y los sentidos llegan a estar hiper-alertas.
Esta respuesta está diseñada para habilitarnos a pelear por nuestra vida o alejarnos del peligro tan rápido como sea posible. Esto fue bien trabajado por nuestros ancestros porque sus agentes estresantes fueron principalmente del tipo del tigre dientes de sable. El estrés era inmediato y de vida corta y una vez que la situación de peligro se terminaba, el cuerpo estaba diseñado para regresar a la normalidad.
La vida de hoy no es tan simple o tajante. En lugar de un tigre dientes de sable somos continuamente bombardeados por pequeños líos de trabajo día a día, inseguridad o frustración, niños exasperantes, congestionamientos de tráfico, carencia de plenitud – que son difíciles de pelearse contra ellos o de escapar de ellos. Ni la respuesta al estrés es tan simple y clara. Ahora sabemos que la forma en cómo una persona responde a situaciones de estrés depende en parte de la forma en que aprendió a responder.
Incluso las también llamadas emociones negativas—representadas en la ilustración más abajo—no son necesariamente peligrosas. El miedo, enojo y demás son emociones humanas buenas, naturales bajo ciertas condiciones. Pero si no son resueltas y metabolizadas por tu agni (que es “digerido”), llegan a ser estresantes.
El estrés prolongado causa todo tipo de estragos: puede contribuir a fatiga, diabetes, hipertensión, úlceras, pérdida de libido y resistencia reducida a la enfermedad. La molestia emocional puede trastocar los períodos menstruales de las mujeres, reducir la fertilidad y hacer la menopausia más difícil.
Sentirse estresado afecta tu habilidad para trabajar, pensar claramente y tener relaciones sociales satisfactorias. En experimentos animales el estrés ha acelerado la edad y la muerte, acelerado la dispersión del cáncer y promovido los ataques al corazón. En 1993 la encuesta de salud pública en los Estados Unidos estimó que del 70 al 80 por ciento de los americanos que visitaron al médico sufrían de un desorden relacionado con el estrés.
Que los pensamientos en tu mente tienen un enorme efecto en tu cuerpo ha llegado a ser bien aceptado. Hay incluso un nombre trabalenguas para un nuevo campo de investigación científica de la conexión mente-cuerpo: Psiconeuroinmunologia o PNI. La PNI estudia la interacción entre la mente, sistema nervioso, sistema inmune y sistema endocrino y reconoce la unidad de nuestras complejas partes interactuantes.
Los primeros estudios mente-cuerpo mostraron que la gente estaba más propensa a enfermarse después de sufrir un severo trauma emocional; estudios recientes han sido capaces de medir realmente la caída de las defensas inmunes.
Por ejemplo, en un estudio, las células inmunes de estudiantes cayeron significativamente durante la semana de exámenes, presumiblemente debido al estrés extra.
En otro estudio, ratas fueron enseñadas a apagar su propio sistema inmune únicamente por condicionamiento.
En 1990, un psiquiatra del Centro Médico de la Universidad de Stanford que refutaba el enlace mente-cuerpo proveyó fuerte evidencia de que sí existía. En el estudio, mujeres con cáncer de pecho avanzado asistieron a grupos de apoyo en los cuales compartieron sentimientos e información y aprendieron técnicas simples de relajación. Cuando se compararon con mujeres que no asistieron a los grupos, las mujeres apoyadas estuvieron menos deprimidas, sintieron menos dolor, tuvieron una visión más positiva y vivieron el doble de tiempo. Dos de las mujeres estaban aún vivas y libres de enfermedad diez años después, pero ninguna de las mujeres no apoyadas sobrevivió.
Muchos científicos sospechan que la conexión mente-cuerpo está incluida en las remisiones espontaneas documentadas de cáncer y de muchas otras enfermedades que de otra manera parecen ser inexplicables.
Como resultado de esos y otros experimentos, los inmunobiólogos modernos rutinariamente se refieren al sistema inmune como sistema nervioso circulante. No es necesario decir que esto tiene un inmenso significado en nuestras vidas diarias. Presiona las puntas de tus dedos contra tus glándulas linfáticas. ¿Las sientes duras y frágiles? Si es así, tu sistema nervioso te está comunicando que está cansado. Un sistema está expresando el estado de otro, aunque parezcan sistemas separados.
En Ayurveda restaurar y revitalizar el sistema nervioso propenso al estrés es la clave para prevenir y tratar todas las enfermedades. Esta aproximación ofrece herramientas y tecnología para alcanzar las fuentes fundamentales de la enfermedad del estrés en muchas de sus formas: desde bacterias, virus y parásitos hasta contaminación y emociones toxicas. Como resultado, puede ayudar en padecimientos menores molestos cotidianos, así como en condiciones serias, como lo presenta el siguiente relato de uno de mis pacientes:
“Después de sufrir por cerca de cuarenta años de asma, alergias, dolor y fatiga crónica debido a años de tomar antibióticos, Ayurveda me ha dado una calidad de vida que nunca había experimentado”.
Aunque puedas estar intentando dejar tu práctica de bajones durante ocasiones de estrés agudo, aquellas son las muchas ocasiones en que necesitas tranquilidad, equilibrar prácticas de Ayurveda, como otro paciente mío descubrió:
“Recientemente mi padre tuvo un ataque al corazón. Fui capaz de mantener mi ansiedad y miedo bajo control practicando todas las técnicas equilibradoras de Vata que me enseñaron. En lugar de caer y llegar a ser un obstáculo, fui capaz de nutrirme a mí mismo, física y emocionalmente, y estar ahí cuando mi padre me necesito desesperadamente”.